13 jul 2011

Trastorno de la Personalidad por Evitación (TPE)

Yo, tomando el lugar de Heraclio Bernal :D.
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¡Ya tengo el nombre oficial de mi problema psicológico! \o/

De hecho lo tuve desde hace más de un mes pero no se me daba la gana de escribirlo aquí. No me salía nada de inspiración y me quedaba en blanco a la hora de querer escribir sobre él.

Hace ya un tiempo hablé de la Fobia Social y, aunque nunca fue un diagnostico oficial, quería creer que eso era lo que yo tenía. Pues resulta que no. Una estudiante de psicología apoyándose en la ayuda de sus maestros ha dado con un diagnostico más específico: Trastorno de la personalidad por evitación.

"¿Y qué demonios es eso?" se preguntarán... ¡PUES ESO, LITERALMENTE! XD. Es uno de los tantos trastornos de la personalidad que existen y cuya característica más común es evitar a toda costa aquello que pueda desatar en la persona que lo padece un ataque de ansiedad = NO SALGO DE MI CASA PORQUE EL MUNDO Y LA SOCIEDAD ME DAN MIEDO. Los síntomas de este problema es muy parecido a la Fobia Social (algunos, incluso, dicen que es la misma cosa) y por esa razón muchas veces el diagnostico puede ser errado. Si bien, no es divertido padecer este problema si es emocionante saber que tiene nombre y, con un poco de ganas, pueda lograr superarlo.

Como ya comenté en un post anterior, mi problema empezó cuando yo tenía 8 años, el día en que me presenté frente a los niños de mi nueva escuela: estaba tan nerviosa que se me olvidó mi nombre, todos se rieron de mí y yo tenía ganas de correr e irme muy lejos. Quizá una niña normal hubiera tenido la capacidad de superar un error tan tonto como aquel, pero yo no era una niña normal. Desde aquel día y hasta la fecha mi defensa ha sido encerrarme en una burbuja casi impenetrable donde muy pocas personas logran ver mi verdadero yo. Incluso los lectores de este blog han sido mejores testigos de mi personalidad sin "burbuja" que cualquier persona que he conocido en la vida real en los últimos ¿15 años? Es difícil admitirlo, pero es verdad.

Este blog me ha permitido quitarme la máscara con la que me protejo de la sociedad desde hace bastante tiempo. Es un medio que me permite ser libre porque nunca veré la cara del que está del otro lado del ordenador, leyendo entre líneas estas palabras. Y no, el Internet no me ha hecho asocial (como muchos podrían pensar); en los años 90's jamás habría imaginado que una tecnología de este calibre existiría alguna vez. En aquel entonces me refugiaba en los libros o en la TV. Huía a una vida alternativa donde mi problema no existía, un mundo imaginario donde todos me aceptaban, donde lo que yo hacía nunca podría ser catalogado como ridículo. La imaginación fue la válvula de escape donde encontré un mundo utópico, lleno de todo aquello que la vida real no me otorgaba.

Mis maestras siempre hablaban de mi buen comportamiento: "Ella es muy seria y educada" decían de vez en cuando. Mis compañeros me preguntaban: "¿También eres así de callada en tu casa?". La psicóloga de la escuela primera me dijo en una ocasión que mi problema era "una falta de adaptación a una nueva situación". Ella nunca supo sobre aquella vez que olvidé mi nombre, tampoco es que yo creyera que era una anécdota importante. Todos, a su manera, me convencieron de que así era yo y que era una parte de mi personalidad que nunca cambiaría; en casa sería una persona y fuera de ella sería otra. Nunca pensé que eso sería un problema en la vida. Nunca, hasta que tuve que enfrentar al mundo yo sola.

El aislamiento social prolongado no es nada bueno, eso lo sabe cualquiera. Somos animales sociales, vivir aislado de todos y de todos va creando daños que, con el tiempo, resultan demasiado difíciles de superar. Es como si se fueran perdiendo ciertas habilidades que el Ser Humano ya tiene programadas hacer. He hablado aquí anteriormente de los Hikikomoris, jóvenes japoneses (en su mayoría) que al sentir la presión y las exigencias de la sociedad en la que viven toman la increíble decisión de encerrarse en un departamento o una habitación para rehuir de la enorme carga que implica vivir en aquel país, donde el trabajo en equipo es fundamental. Pueden encerrarse durante meses o años e incluso se suicidan. Los que logran salir de aquel encierro voluntario se tienen que enfrentar a un mundo que continuó su curso mientras ellos hibernaban, y entonces se dan cuenta que la falta de contacto humano creó daños que pueden resultar difícilmente reparables en algunos casos.

Mi caso, obviamente, no es tan extremo, pero cuando me di cuenta de que lo mío era un problema psicológico y no una característica de mi personalidad ya había pasado más de una década. Más de 10 años en los que poco o nada había hecho para entablar amistad con el resto de las personas que me rodeaban. Mi forma de ser frente a mi familia principal (papá-mamá-hermanos) era muy distinta a la que tenía con mis abuelos o mis tíos, y ésta, a su vez, al resto de la sociedad.

La última vez que me inicié una amistad con un grupo de niños fue cuando tenía 7 años de edad, ¿Cómo me hice amiga de ellos? ¿Qué hice? ¿Qué les pregunté para tener una conversación y que ésta, a su vez, derivara en una relación amigable? ¿A qué jugaba con ellos? ¿Qué veían en mí que fuera divertido? No recordaba nada de eso. Los vagos recuerdos que tengo de aquella edad distan mucho de darme la respuesta definitiva a mi problema. Actualmente, conseguir un amigo me resulta imposible sobre todo porque he olvidado cómo tener uno. No tengo las bases que se necesitan para fortalecer una amistad y lo más importante: el miedo a tener un amigo es más grande que las ganas de tenerlo.

Muchos no pueden comprender la razón de ese miedo. Entienden el origen, sí, pero no la razón. Es frustrante para mí y es frustrante para ellos ¿Cómo alguien puede tener miedo a tener un amigo? Y no sólo eso ¿cómo alguien puede tener miedo a buscar un empleo y conseguirlo? ¿Cómo alguien puede tener miedo a contestar el teléfono, a ir a la escuela, a enfrentar una situación nueva? Quizá la ansiedad anticipatoria tenga mucho que ver. En mi caso, antes de enfrentarme a una situación, visualizo todos los escenarios posibles y por lo regular me quedo con el peor de todos. Les pondré un ejemplo:

"La próxima semana tengo que ir al Centro Comercial a entregar una solicitud de empleo"

Posibles escenarios:

1) Me aceptan la solicitar y me dicen que en los próximos días me hablarán para ver si obtuve el trabajo o no.

2) Me dicen que no necesitan empleados nuevos por el momento.

3) Me dicen que no sirvo para el empleo, que están buscando a una persona mejor que yo, que no cumplo con los requisitos mínimo, que no les gusta cómo me visto, que no necesitan a alguien tan callada como yo para su empleo, etc.

4) Me contratan.

De esas opciones suelo quedarme con las dos últimas, las peores. Quizá para el resto de los mortales la opción 4 es la más hermosa, para mí es la más detestable ¿Por qué? Porque tendré que lidiar con gente. Una vez contratada tendré que convivir con esa sociedad a la que no he tocado en 15 años ¿Cómo puedo lidiar con eso? Y volvemos a lo mismo: el miedo a conseguir empleo es más grande que las ganas de tenerlo.
¡Ese es el Trastorno de la Personalidad Por Evitación! ¿Para qué lidiar con la sociedad si puedo evitarla?

Ahora ¿puedo vivir todo el tiempo evitando a la sociedad? No, no creo que ningún humano pueda, yo no seré la excepción.

Constantemente me preguntan ¿Eres feliz estando horas y horas frente a tu laptop? Sí, soy feliz ¿Pero es lo correcto? No, no lo es. Sí soy feliz por lo que he mencionado anteriormente: al no tener que dar la cara es lo que me ha permitido expresar todo lo que soy. Disfruto de navegar por Internet tanto como tomar un libro y leerlo, o escribir, o ver un buen programa de TV o una película. Soy feliz porque no me estoy enfrentando a aquello que me hace infeliz, aquello que me estresa o me enferma.

Si consiguiera un empleo en este preciso momento ¿sería feliz? No, porque el trastorno de la personalidad aun continúa en mí y no lo he combatido. Sucedería lo mismo que cuando trabajaba en Ley: un estado de depresión terrible, una ansiedad ridículamente anticipatoria, y colitis nerviosa por más de un mes. ¿Eso es vida? ¿Eso será lo que obtendré cuando consiga un empleo? El miedo de pertenecer a ese engranaje que mueve al mundo es lo que me da miedo. Y aunque ganara dinero sé que no sería feliz con él, puesto que no tengo las herramientas para vivir de él sin caer en el mismo circulo que me ha tenido hundida todos estos años.

No me mal interpreten, no intentando decir que trabajar es la cosa más espantosa del mundo, a lo que me refiero es que yo no conozco cómo lidiar con un trabajo y que este no me afecte anímicamente y esa es la etapa que tengo que superar. Ese es el proceso en el que estoy. Eso es lo que tengo que vencer.

Una persona como yo sólo actúa cuando el miedo a no hacerlo es más grande. Cuando trabajaba en Ley me aterraba todos los días ir a trabajar pero ¿por qué iba? porque si no lo hacía tenía miedo que me despidieran. Así de sencillo. Y no quiero que siempre sea así, porque eso es una verdadera tortura.

En fin, aquí termina mi post kilométrico, sólo quería hacer una pequeña mención sobre mi problema psicológico y terminé escribiendo tamaño artículo xD. Ahora toca ver qué puedo hacer para superar este trastorno. Esperaré a que mi psicóloga regrese se sus vacaciones :D.