30 nov 2013

Aclaremos algo chiquito...

Mientras tanto, en Escuinapa.
Mi papá ha leído por error un post en borrador que tengo en mi blog desde hace poco más de siete años. Es más bien una carta de despedida y está dedicada a toda mi familia. Él la ha confundido con una carta de suicidio, y lo entiendo, ¿eh? Jojojojo. Porque si me pongo a revisarla (hace muchísimos meses que no la leo), ahora entiendo tanto dramatismo que podría montarse si alguien ajeno al trasfondo de ese escrito lo leyera.

Siempre he creído que moriría joven, es una constante que he tenido desde niña. Así que mi vida se mueve al compás de semanas o meses; por lo que no voy por la vida haciendo planes a largo plazo que impliquen años o décadas. Nunca lo he hecho, porque siempre he sentido que no estaré ahí para cumplirlos. Tampoco le tengo miedo a la muerte, aunque para el consuelo de mi padre, debo decirle que el suicidio me aterra y jamás recurriría a él como vía de escape porque soy una cobarde sinvergüenza y etcétera, así que don’t worry. xD

Cuando tenía seis o siete años de edad aprendí a leer y con ello llegaron mis primeros libros, que consistieron en dos diccionarios médicos familiares. Para aquel entonces yo era un monumento viviente a la hipocóndrica, así que leyéndolos me enteré que me estaba muriendo de dos enfermedades particulares: SIDA y cáncer. Sí, tenía las dos enfermedades, podía jurarlo por todos mis ancestros vivos y muertos, y la prueba irrefutable de ello era que se me estaba cayendo el cabello y obviamente ese era un síntoma de ambos males a juzgar por las fotografías de las personas enfermas que había ahí, así que esos tres pelos que se me caían al día no podían significar otra cosa. Me estaba muriendo. Jamás se lo dije a mis padres, y hasta me decepcioné un poco cuando pasaron los meses y no me morí. Tiempo después supe que la perdida de cabello es debido a los medicamentos, la quimioterapia y la radiación y blah, blah, blah y descubrí que existían enfermedades más horrorosas que esas y tal, sin embargo el daño ya estaba hecho y siempre me estoy muriendo de algo (mentalmente).

Con el paso del tiempo, el temor a la muerte se fue y por suerte aprendí que la vida no son nuestros planes a largo plazo sino las cosas que hacemos todos los días, la rutina diaria, el atardecer, tu mascota meneando la cola cuando llegas a casa, etcétera. Aprecio la vida rutinaria como muy pocas personas lo hacen, de verdad. Estoy muy agradecida con ella en general. Sin embargo, tantos años de temer morir inminentemente me ha dado la oportunidad de no dar nada por sentado, de saber que en el México que vivimos podemos morir ahí afuera en un fuego cruzado, o por un carro en alta velocidad que nos arrolle por la calle o por un infarto, etcétera. No necesariamente por una enfermedad, o por un suicidio.

He tenido baja autoestima toda la vida, he sufrido bullying, tengo un problema psicológico que me impide lidiar con la gente y soy asocial a niveles que muy pocos comprenden, pero eso ha estado ahí TODO EL TIEMPO, he aprendido a lidiar con ello. Hace muchísimo soles que eso dejó de deprimirme. Hace tantos atardeceres que estoy consciente que hoy estoy aquí y mañana tal vez no ¿y saben qué? No me molesta. Tarde o temprano todos moriremos. Algunos tendremos tiempo de despedirnos y otros no.

Es aquí donde quiero llegar, a este punto. Como tuve miedo a morir durante la mayor parte de mi vida (hasta hace como cinco años que dejó de importarme el tema xD), también tuve miedo de no poder hacer algo para despedirme de aquellos a los que amaba así que escribí una carta de despedida en mi diario físico —esa cosita tierna que guardaba bajo el colchón— para que mi familia lo encontrara cuando muriera y entonces pudieran saber unas últimas palabras de mi. Con el paso del tiempo, creé un blog y creí más adecuado y con más estilo traspasar aquella carta a una versión digital. Mientras yo estuviera viva ese post jamás sería publicado, pues reprogramaría su publicación para dos meses después de mi última actualización. Así ha sido desde entonces.

Desde hace ya siete años aquella carta existe, ustedes no pueden leerla porque sigo viva, pero actualmente está programada para que se publique el segundo mes del 2014. Siempre he dejado una distancia de dos meses. Si para aquel entonces sigo viva la volveré a programar para abril del mismo año y así sucesivamente hasta que un día no esté ahí para postergar su publicación y entonces sí podrán leerla. Qué dramático, ¿verdad? Sí, voy por la vida haciéndome la dramática. De eso vivo. :D

Pero lo que sí tengo que confesar es que NO ES UNA CARTA DE SUICIDIO, es una carta de despedida, que obviamente no es lo mismo. En ella me despido de todo y de todos y expreso mis miedos respecto al momento de partir y todas esas cosas que uno no puede hacer cuando se muere. Lo que sí tengo que confesar es que estoy a favor de la eutanasia en casos muy específicos de dolor crónico e insoportable por enfermedades terminales o degenerativas. Porque eso sí, el dolor no va conmigo ni encomendándoselo a Jesús de Nazareth; de verdad. Pero dudo que sea legal en México en las próximas décadas.

El tema del suicidio es un tema complicadísimo y fuerte, y jamás les provocaría a mi familia un daño tan grande como el que provoca este acto. Hemos vivido un suicidio en la familia; pienso en él todos los días, rememoro con dolor todo el proceso que implica el saberse conocedor de una noticia en la que sabes que un familiar tuyo a decidido quitarse la vida sin decirte por qué. Me tiemblan las piernas y las manos sólo de recordar el instante en el que me enteré de esa noticia y no. Jamás pensaría en eso como una válvula de escape contra la depresión o algo parecido.

Por lo pronto, la carta seguirá ahí, guardada en la sección de borradores, esperando paciente a que yo me muera para asomarse por un rincón de este paraíso desierto. Ahí se quedarán con las ganas de leerlo, o pregúntenle a mi papá de qué va todo eso para que les escupa algún spoiler. :D [Sería un fallo mega épico que Blogger dejara de existir de repente y esa carta se perdiera en el divino olvido, eh xD]. 

Por cierto, olvidé mencionarlo en esa carta, pero en mi funeral quiero que den chorizo con frijoles puercos de comida y de postre un Gansito congelado con chocolate abuelita caliente. Al que no le guste que se vaya a otro velorio. xD

28 nov 2013

¿Aquí debo de poner algo inteligente?

#r3spects #sherlocklives
Está haciendo frío y no me lo creo. Quizá eso contrarresta un poquito el dolor que me provocó saber de la muerte del comandante Titán y la aparente desintegración del cometa ISON, todo el mismo día. Porque sí, al parecer está de moda que las cosas se carguen, se desintegren y mueran el mismo día. Y saben qué, estoy de acuerdo con eso.

Viene la víspera navideña y yo sólo espero que The Killers saque su tema navideño de este año para desempolvar el pinito, buscar las esferas y montar el espectáculo de las vísperas pasadas que incluye la tragicomedia típica y de cajón que implica llorar en un valle de lágrimas por todas esas lucecitas que a) no encienden y b) no se pueden desenredar, y maldecir en silencio a la madre que parió la paganidad de poner un abeto dentro de cada casa con decoración y cuyo significado nunca me he dignado en entender. Todo sabemos que el pino navideño sirve para poner regalos a su alrededor y tomar fotos bonitas en Noche Buena; aunque en esas fechas el árbol nuestro estará tan cargado de polvo que a cada visitante que llegue le diré que está así porque aquí celebramos la Navidad a la afgana, con tormenta de arena incluida.

Por una extraña razón que aún no logro explicar he terminado escuchando a Bruce Springsteen, mientras meneo una taza de café con mi mano izquierda, escribo con la derecha y espero paciente a que llegue la hora pico en Londres para ver pasar ¿una carroza fúnebre? por el centro de la ciudad y saber algo nuevo sobre la tercera temporada de Sherlock (BBC), y al mismo tiempo trato de cuestionarme si aún existe algo de cordura dentro de mí. Probablemente no. ¿Saben lo que yo necesito? Necesito una FECHA EXACTA para el estreno de la tercera temporada y así llenarme de la adrenalina suficiente como para poder sobrevivir esta temporada navideña de no-vacaciones y muchos vacacionistas en el trabajo. En serio, sólo necesito la fecha para saciarme del estímulo suficiente que me lleve al impulso de decorar arbolitos navideños y sonreírle a la gente de manera gratuita durante un mes entero sin sentir que por dentro me estoy quemando en aceite hirviendo. Mientras eso sucede trato de matar el tiempo de la forma más bestial y poco productiva del mundo (como actualizando este blog, por ejemplo). 

Alguien me preguntó hace días qué era lo que quería para navidad. No mucho, la verdad. Quizá el libro Orgullo y Prejuicio de Jane Austen o la versión en español de American Gods de Neil Gaiman. Y la tercera temporada de Sherlock, claro, pero esa corre por mi cuenta (bueno, en realidad corre por la cuenta de la BBC pero…).

Por otro lado el resto de la series de televisión que sigo se han ido a dar un descanso decembrino y yo las maldigo un poquito a todas. Por una parte está bien, que con tanto hype a tope no hubiera podido aprovecharlas así que sólo por eso las perdono.

Creo que ya mejor dejo de delirar y me voy a seguir esperando. Mirando a Londres y sus calles. Como el Gran Hermano en 1984. O Mycroft Holmes en el siglo XXI. :)

EDIT: ASDSJFKDLKFLDKLD, 01 DE ENERO DEL 2014. 

He tratado de seguir la fuente original de la imagen pero no la encuentro,
así que créditos para su autor, quien quiera que sea xD.
Nunca en la vida he deseado que la Navidad pase tan rápido, ¿eh? :D

Fechas de emisión de los episodios de la tercera temporada:

1) The Empty Hearse — Miércoles, 01 de enero del 2014
2) The Sing of Three — Domingo, 05 de enero del 2014
3) The Last Vow — Domingo, 12 de enero del 2014

Después de esas fechas puedo morir con tranquilidad, se puede desatar el apocalípsis, descender Jesucristo de los cielos o estallar la Tercera Guerra Mundial, antes de eso, nop... Creo que necesito una TARDIS.

20 nov 2013

Opinión: Firefly (TV)


Vale, hace una semana terminé el segundo visionado de Firefly y me prometí a mi misma que escribiría mi opinión sobre la serie en plan neutral y sin fangirlismo de por medio, pero ¿saben qué? No puedo. Llevo siete días intentando crear un artículo perfecto e imparcial y a estas alturas ya asimilé que no lo conseguiré, sobre todo porque el amor por el show y sus protagonistas me supera. Así que partir de aquí escribiré lo que me nace de las entrañas. Al final me quedará algo igual de cursi que el artículo que hice de Les Misérables meses atrás, así que sobre aviso no hay engaño, ¿eh? :)
¡Sin spoilers relevantes! :D

La primera vez que leí algo sobre Firefly fue en el año 2006, cuando descubrí el blog Microsiervos y el post más reciente que tenía era precisamente la letra de la canción introductoria de la serie. Para aquel entonces Firefly llevaba dos años cancelada e incluso contaba ya con una película. La serie creada por Joss Whedon (creador de Buffy, la cazavampiros y tiempo después director de The Avengers) comenzó a trasmitirse el 20 septiembre del 2002 y fue cancelada por 20th Century Fox Television cuatro meses después, alegando bajos niveles de rating y falta de presupuesto para continuar financiando su producción. Lo cierto es que la serie nunca tuvo tiempo de brillar porque los responsables de transmitirla jamás se lo permitieron. Firefly fue como el hijo no deseado de la compañía, ese al que jamás quisieron ni les apetecía mantener vivo. Maltrataron al show hasta que se cansaron: fue trasmitido en un día y en un horario mediocre; algunos de sus episodios fueron omitidos (incluyendo el Piloto) y otros tantos fueron mostrados en desorden. La fórmula perfecta para el caos y la confusión. Los altos ejecutivos de la FOX nunca entendieron la esencia del programa y al parecer jamás quisieron entenderla, así que prefirieron botarla y lanzarla a lo más recóndito del divino olvido… Pero ya era demasiado tarde para olvidarla. Once episodios bastaron para que nunca fuera olvidada. Para cuando la serie fue cancelada ya contaba con 4.7 millones de telespectadores; una cifra malísima comparada con otras producciones del momento, pero lo suficientemente fuerte para ser recordada; porque, por suerte, Firefly contó desde el principio con uno de los fandoms más sólidos y memorables que yo recuerde en la vida. Los originales Browncoats nacieron ahí, en el pésimo horario semanal que Fox les había asignado los viernes por la noche.

Donde nadie veía nada, ellos vieron todo.

Fue así, con esa unidad invisible y creciente en el naciente mundo de la World Wide Web, entre foros anticuados y páginas ya obsoletas, donde lograron que la breve luz de Firefly jamás dejara de brillar. Consiguieron que un año después fueran trasmitidos los episodios omitidos y que el éxito de ventas de los DVD’s de la serie fuera esperanzador. Todo fue de boca en boca, a golpe de teclas y de palabras. Su insistencia y su perseverancia fue tan grande que sólo un par de años después hicieron lo imposible: Universal Pictures les otorgó el presupuesto para una película estrenada en el 2005, llamada Serenity. Para ese entonces Firefly ya ostentaba la categoría de serie de culto; presente para siempre en convenciones y en la mente colectiva de los amantes de la ciencia ficción.

Aun hoy, 11 años después de su primera trasmisión, Firefly sigue volando. 

UN POCO DE TRASFONDO


"No somos ladrones... Bueno, sí somos ladrones"
El show entero en dos gif.
La historia nos sitúa cinco siglos en el futuro, en el año 2517; mucho tiempo después de que el ser humano agotara todos los recursos del planeta que lo vio nacer hasta convertirlo en un agónico terreno incompatible para la vida. En esta distopía futurista creada por Whedon los hombres colonizaron un nuevo sistema estelar cuyos planetas y lunas eran parecidos o trasformados a la Tierra-que-una-vez-fue, y se establecieron en ellos acarreando consigo los mismos problemas sociopolíticos, económicos y raciales que tanto imperaron en su antiguo hogar.

Al abandonar la Tierra los países desaparecieron con ella, siendo únicamente dos potencias mundiales las que lograron absorber a todas las demás: Estados Unidos y China. Es por esa razón que los idiomas que imperan a lo largo de todo el Universo son el inglés y el mandarín, (éste último utilizado por los angloparlantes generalmente para proferir algún insulto). Las dos superpotencias se fusionaron para crear un gobierno federal central al que se conoció como Alianza, surgida de la unión de todos los planetas y lunas habitados por el ser humano. Sin embargo, hubo resistencia; sobre todo por los planetas de la periferia —los más pobres y escasamente terraformados— quienes preferían permanecer independientes. La obstinación de estas personas y los constantes roces con los partidarios de la Unificación fueron detonantes para una guerra civil cuya victoria aplastante recayó en el gobierno federal. Mientras que los planetas centrales gozan de tecnología de punta y estilo futurista, los planetas de la periferia no se les otorgaron tantos recursos y quedaron secos y desérticos, muy parecido al lejano oeste americano.

Ese es, superficialmente hablando, el trasfondo histórico donde se desarrolla la serie. 

EL PILOTO NO TRASMITIDO: Serenity
 (o lo que no se vio porque la FOX no quiso).
Uno de los errores más terribles que la FOX pudo cometer fue la decisión de no trasmitir el episodio piloto, titulado Serenity y cuya duración era de 90 minutos. En su lugar, pidieron que se filmara otro episodio que sirviera como introducción a la serie; uno donde mostraran el formato que se vería semana a semana. Fue así como The Train Job (Ep.02) se convirtió en el sustituto de Serenity (Ep.01). ¿Cuál fue el resultado de todo eso? Confusión. Mucha confusión. Joss Whedon y Tim Minear hicieron una labor titánica al escribirlo en tiempo récord pero, a pesar del esfuerzo dado, The Train Job no sirve como capítulo introductorio. Los prófugos ya eran prófugos y la gente no sabía por qué. El capitán de la nave era un renegado y el público no entendía sus razones. Los protagonistas estaban ahí pero… ¿quiénes eran? No lo sabían ni lo entendían porque todo eso ya lo habían explicado en el episodio que no fue emitido. La FOX quería acción, trama, carisma; hombres más fuertes y mujeres más débiles. Si no encontraban esos factores en Firefly la serie tenía sus días contados.

Por otro lado, Serenity sí es un buen episodio piloto y quizá una de las mejores introducciones que he visto para una serie de televisión. Vale, sí, es verdad, dura lo mismo que una película, pero su duración es justificable por la cantidad de datos que aporta, no sólo a la trama general, sino al trasfondo de los personajes, y eso es algo que The Train Job no hace.

El comienzo de este episodio nos lleva de la mano a los últimos instantes de la Guerra de Unificación, cuando soldados de ambos bandos fueron abandonados en las montañas de Serenity Valley, en el planeta Hera, mientras los involucrados y sus altos mandos se iban a negociar la paz. Es aquí donde nos presentan a Malcolm Reynolds y Zoë Alleyne, dos de los nueve protagonistas de la serie. Mal era un ingenuo sargento idealista, sin entrenamiento militar, que se presentó como voluntario cuando la guerra civil fue declarada. Con su impulsividad y jovialidad logró mantener a flote a un ejército independentista que se disolvía y aminoraba a una velocidad alarmante. Embriagado por el optimismo y la adrenalina mantuvo la fe hasta el último instante de la lucha (incluso en algún punto se le ve besando un crucifijo). A pesar de su bajo rango, terminó comandando a más de 2,000 hombres cuando sus superiores comenzaron a morir por culpa de las heridas de combate y la nula asistencia médica que recibían. Zoë, a diferencia de Mal, sí recibió entrenamiento militar. Ella se nos presenta como una mujer fuerte, dura, inquebrantable, sólida y realista; muy lejos de la inocencia y los sueños del joven sargento.

Es aquí es donde termina la introducción de la serie, en el mismo instante en el que Malcolm Reynolds se da cuenta que el ejército por el que luchó los está abandonando. Sin embargo, existen dos escenas eliminadas del piloto, las cuales aportan información valiosa, porque ambas lo involucran a él. La primera ocurre cuando son rescatados: mientras Zoë exclama un espontáneo «Gracias a Dios»  Mal —el casaca marrón  decepcionado hasta de él mismo— ironiza con la situación: «¿Dios? ¿Qué color está vistiendo?». La otra ocurre muchos años después, cuando Zoë le explica a uno de los nuevos tripulantes de la nave cuáles fueron las cosas que Malcolm Reynolds dejó atrás durante los días finales de la guerra.

El abandono que sufrieron en Serenity Valley duró solamente una semana, pero el resultado fue aplastante y devastador: de los miles de soldados independentistas que quedaron ahí sólo sobrevivieron poco más de una centena; el resto murió a causa del hambre y su deficiente salud. Zoë Alleyne fue la única integrante del pelotón original de Malcolm Reynolds que sobrevivió; el resto de sus compañeros yacían muertos a escasos metros de donde ellos se encontraban cuando las unidades de rescate aparecieron de nuevo en el cielo varios días después. Una semana fue suficiente para que ese joven soldado perdiera la fe en todo lo que alguna vez creyó; fue ahí, a las orillas de aquel valle del planeta Hera donde dejó todo rastro de esperanza que alguna vez pudo albergar.

LOS PROTAGONISTAS: son muchos pero no tantos.
Sí, son nueve protagonistas. Parecen muchos, ¡pero no lo son! En el momento mismo en el que pasan de ser tripulantes a ser una familia (más o menos dos episodios) dejan de ser demasiados y se convierten en una unidad; sólida y resistente. Inquebrantable y perfectamente identificable.

Malcolm Reynolds (Nathan Fillion): Sargento voluntario del ejército de los planetas independientes en la época de la Guerra de Unificación; capitán de Serenity en los tiempos de la Alianza. Un casaca marrón (browncoat) de corazón que hace muchos soles abandonó el brillo de ingenuidad que le cubría siempre el rostro. Resulta que el protagonista principal de Firefly es un amargado perdedor. Sí, así tal cual lo leen. No es un héroe, está lejísimos de serlo, y quizá sea eso lo que lo hace tan especial. Mal ya no quiere cambiar el Universo, ya no le interesa pelear en ninguna guerra, ahora se conforma con pequeñísimas victorias, esas que ocurren cada vez que termina una misión sin que la Alianza esté tras sus pasos. Eso tampoco evita que de vez en cuando recuerde los tiempos en que era otro, muy otro. Es muy sabido que el Día de la Unificación (o Día-U), suele frecuentar bares de bajo perfil donde termina enfundado en peleas que él mismo provoca por el simple color de su abrigo o la aparente indiferencia que muestra a la hora de brindar en nombre de la Alianza. Además, da consejos muy sabios, como este:


"Si alguien trata de matarte, tú trata de matarlo de regreso". 
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Zoë Alleyne (Gina Torres): La otra cara de la moneda de Mal; al igual que él siempre lleva alguna vestimenta marrón haciendo referencia al color del bando al que pertenecieron. Ella ostentaba el rango de cabo durante la guerra y estuvo a las órdenes de Mal durante todo ese tiempo, desde entonces entablaron una amistad sólida, profesional e incuestionable. Ella lo llama señor o capitán y lo trata siempre de usted; remembrando aquella época en que pelearon lado a lado. Suele ser ella la que siempre lo acompaña en sus misiones. Es una mujer fuerte, valiente, con decisión propia, que sin embargo, suele aceptar cada una de las decisiones que el capitán toma y raramente lo cuestiona. Está casada con Hoban Washburne.

Hoban Washburne (Alan Tudyk): El piloto de Serenity. Éste tipo abordó la nave con una camisa hawaiana y un bigote en la cara que Zoë encontró bastante perturbador. Lo que sucedió entre ese momento y el tiempo que nos presentan en Firefly es un completo misterio, pero el caso es que ambos terminaron, no sólo juntos, sino felizmente casados; formando uno de los matrimonios más sólidos de toda la galaxia. Bueno, de vez en cuando Wash se pone celoso, sobre todo cuando ve a Zoë siguiendo las órdenes de Mal sin reprocharle nada, pero tales celos son perfectamente justificables: Zoë y Mal comparten un pasado que incluso el piloto desconoce en su totalidad y eso le molesta un poco, aunque ese detalle jamás pasa a mayores. De hecho, hay un episodio en concreto done vemos que tal molestia desaparece, porque, mitad en broma, mitad en serio (lo estaba torturando cuando lo dijo) le dice a Mal que esa tensión entre él y su esposa no existiría si alguna vez hubieran dormido juntos. Y cuando Mal regresa a la nave sucede esto para despejar todas las dudas de Wash sobre ambos:  


No están actuando, así son de patéticos.
Dejando eso de lado, existen dos pequeñas cosas que es imposible pasar de largo: 1) adora pilotear a Serenity y 2) le fascina jugar con dinosaurios. Varios de ellos descansan sobre el tablero de la cabina junto con sus palmeritas y todo. El tipo es un amor, en serio. Hasta yo me casaría con él.   

Kaywinnet Lee Frye (Jewel Staite): Kaylee es mecánica, ¿vale? No, no estudió para eso, sus conocimientos sobre ese mundo son meramente empíricos; probablemente los aprendió de su padre pero no es un dato muy seguro. Le gustan las fresas, el color rosa y los vestidos pomposos; en serio, es la alegría andante. Es como la hermanita cursi, tierna, e incluso inocente, que todos quisiéramos tener. De hecho Inara y Mal se refieren a ella como Xiao Mei Mei, (pequeña hermana, en mandarín) y suelen utilizar su nombre como pretexto cuando quieren ocultar sus propios sentimientos. Además, conoce a Serenity de palmo a palmo, y la felicita cuando la nave hace algo extraordinario, lo que le añade mil puntos a su favor. Está muy enamorada del doctor Simon Tam.

Jayne Cobb (Adam Baldwin): Un ladrón, FIN. ¿Qué más podríamos decir de él? Bueno, se podrían decir miles de cosas pero qué demonios, no hay nada como ver la serie y descubrirlo por cuenta propia. Quizá vale la pena señalar que abandonó a sus colegas ladrones porque en Serenity le ofrecían una habitación no-compartida y un sueldo respetable. Y no está de más mencionar que es considerado un héroe en el pueblo de Canton, por un suceso mal interpretado que dio como resultado un hecho heroico jamás ocurrido. De verdad, el tipo tiene una estatua y una canción contando su hazaña (uno de los momentos más graciosos de la serie xD).

Inara Serra (Morena Baccarin): La princesa Leia de nuestro Han Solo. Ella es una especie de cortesana, acompañante o geisha, aunque a Mal no le tembló la voz cuando la presentó como prostituta. Por cierto, existe algo raro en el ambiente cuando estos dos aparecen en el mismo frame, lo juro. De repente se siente una vibra extraña cuando se miran, se hablan, o caminan juntos sin hacer nada, e incluso cuando se pelean, ¿saben cómo se le llama a eso? TENSIÓN SEXUAL NO RESUELTA. Lo suyo es ilegal y estoy hablando en serio. Resulta curioso, porque ambos vienen de dos mundos distintos (y no lo estoy diciendo literalmente, aunque también eso es verdad). Él peleó con los independentistas y ella siempre apoyó a la Alianza. Así que por un lado tenemos a Inara, que estudió en una escuela de cortesanas del gobierno, un lugar donde a las mujeres que ingresan se les instruye en diversos artes y técnicas, entre ellas el de la sexualidad. Y luego tenemos a Mal, de la periferia, quien tiene una visión sobre el sexo muy distinta a la de la Alianza —y por lo tanto a la de Inara—; una idea más purista y conservadora. La razón por la que ella viaja en Serenity (renta uno de los dos lanzadores de la nave) es porque resulta mucho más accesible conseguir trabajo o aterrizar en ciertos planetas cuando tienes a una cortesana entre tus tripulantes, sobre todo en los planetas centrales. El punto aquí es que Mal respeta muchísimo a Inara (aunque a veces se comporte como un imbécil de proporciones épicas), pero desprecia su trabajo. No soporta que alguien la ofenda e incluso se batió en duelo a muerte cuando un hombre que la contrató la insultó. Se aman, ¿vale? El problema aquí es que ninguno de los dos lo dice jamás y quizá eso sea lo que más me enerva la sangre. Vamos, incluso el resto de la tripulación se decepciona de su actitud tan cobarde. Sólo mírenlos cuando estaban stalkeando una de sus videollamadas y ninguno de los dos admite que se extrañan:

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Derrial Book (Ron Glass): La historia de Derrial Book es todo un misterio (en realidad no lo es, hay un cómic para que sepas qué ha sido de su vida y cuál es su verdadero nombre). Se sube a la nave siendo un reverendo con una biblia en la mano, rodeado de personas que en su mayoría apoyaron al bando independentista, sin embargo la Alianza le abre las puertas de sus instalaciones con sólo mostrar su identificación. Es posiblemente el personaje más críptico después del capitán, además de ser la conciencia moral del grupo, junto con Inara, que no es cristiana pero sí budista.

Simon (Sean Maher) y River Tam (Summer Glau): Son hermanos. Y probablemente sean los hermanos más awesome y tiernos del universo, sobre todo por sus imperfecciones. Provienen de una familia acomodada simpatizante de la Alianza y ambos tienen una inteligencia aplastante. Cuando Simon estaba estudiando medicina River ingresó a un internado del gobierno donde empezaron a experimentar en secreto con ella. A raíz de una serie de cartas incongruentes que River mandó a sus padres, su hermano se dio cuenta que algo malo le estaba pasando y decidió ir a buscarla. Abandonó su prometedora carrera de medicina y se infiltró en las instalaciones del gobierno para salvar a su única hermana, a quien encontró muy débil y trastornada. Simon abordó Serenity junto con River en estado de hibernación y desde entonces se convirtieron en parte del equipo. Simon está enamorado de Kaylee pero le resulta muy difícil decírselo al muy babotas, y River es la autora de frases tan profundas como “I can kill you with my brain” (Puedo matarte con mi cerebro) y “My food it’s problematic” (Mi comida es problemática). En una ocasión Jayne intenta entregarlos a la Alianza a cambio de una cuantiosa recompensa, pero Mal le da una lección que el ladrón jamás olvidaría, MOMENTAZO FINAL ÉPICO (Ariel, Ep. 09).

Serenity: Es la nave de transporte clase Firefly que Malcolm Reynolds adquirió poco tiempo después que la Guerra de Unificación terminó. La encontró en un basurón de naves descompuestas en el planeta Hera y la bautizó con ese nombre en honor a la batalla perdida de Serenity Valley. La he puesto en esa sección porque la considero una verdadera protagonista de la serie; la número diez. No habla, pero lo que representa para sus nueve tripulantes es mil veces más valioso que una voz: es un hogar.

The Ballad of Serenity 
& Out of Gas.
Existen dos cosas en particular que me hicieron quedarme perdidamente enamorada de Firefly: su canción de apertura y su octavo episodio.

Pero vayamos por partes, The Ballad of Serenity fue escrita por el mismo Joss Whedon e interpretada por el icónico cantante de blues Sonny Rhodes. Es una joya sencilla con tintes de música country que, en menos de un minuto, logra captar de una manera maravillosa la esencia del programa. La canción podría hablar de cualquier protagonista pero mentiríamos si dijéramos que no está cantada desde el punto de vista exclusivo de Malcolm Reynolds. 



Es más bien una declaración de principios, un manifiesto que incluye una certeza: “You can’t take de sky from me” (“No puedes quitarme el cielo”). Es una última bofetada a los planetas Unificados, una advertencia de que no vivirá bajo sus leyes ni sus ideas. Por eso tomó una nave, la puso a volar y consiguió un equipo que lo aceptara tal y como era. Y decide vivir ahí, arriba, en el espacio, libre; en ese lugar donde para existir, sólo tienes que seguir volando. Existe otra versión preciosa hecha por Michelle Dockrey, fan de la serie, titulada "Mal's song" que cuenta con el mismo estribillo que el tema original. Pueden escuchar la canción en esta web

Durante 14 episodios, la serie relata las aventuras y las misiones de estos nueve tripulantes a bordo de Serenity y todos los episodios valen muchísimo la pena, sin embargo existe uno en particular que me ha parecido precioso: Out of Gas (Ep. 08), escrito por Tim Minear y dirigido por David Solomon. Out of Gas junto con el tema The Ballad of Serenity logran captar de manera magistral la esencia misma de la serie. Si a la FOX no le tembló el pulso al cancelar Firefly después de ver este capítulo es porque son unos bastardos insensibles. La trama, que comienza con Serenity suspendida en el espacio, transcurre en tres líneas de tiempo intercaladas a lo largo de sus 45 minutos de duración: el pasado, donde vemos cómo Malcolm Reynolds recluta a sus primeros cinco tripulantes (Zoë, Wash, Kaylee, Jayne e Inara), el momento en que Serenity se descompone, y el presente, donde Mal intenta reparar el problema del motor estando él sólo en la nave, muy herido y desangrándose  sin rastro alguno del equipo. La escena final es mi favorita, cuando Mal recuerda el día en que vio a Serenity por primera vez y se enamoró de ella. Sí, sí, lo suyo fue amor a primera vista. :’)


Nueve personas observando la negrura del espacio
y viendo nueve cosas diferentes (Joss Whedon).

CONCLUSIÓN FINAL:
Existen poquísimas cosas que me enamoran de verdad, las podría contar con los dedos de mis manos y me sobrarían dedos; Firefly es una de ellas. La razón de eso no lo entiendo todavía pero más o menos me doy una idea del por qué. No sólo habla de vaqueros y naves espaciales en un futuro distante en el que reina la incertidumbre y los mismos problemas sociales que nos rodean ahora; Firefly es mucho más que eso. Habla de libertad, de la lucha incesante del ser humano por no vivir subyugado a una fuerza mayor y tirana. Habla de la unidad como motor invisible de superación; del trabajo en equipo, del significado real de una familia cuando ni siquiera comparten un vínculo sanguíneo en común ni los mismos ideales o creencias. Trata de la necesitad que todos tenemos de huir a un lugar donde sentimos que nadie nos presiona, donde nadie nos lastima. No muy diferente a como lo hacían los corsarios o los piratas de antaño en los cuentos y poemas románticos de siglos pasados. Habla de las ansias de sentirse libre en una sociedad que no se cansa de presionarnos. Habla de las imperfecciones y de las derrotas y de las mil batallas perdidas que llevamos a cuestas. Habla de levantarse y sacudirse el polvo del desierto donde fuiste vencido sólo para renacer. Habla de disfrutar de las pequeñas victorias y jamás olvidar las grandes derrotas. Quizá es ahí donde radica el éxito de Firefly, quizá por esa razón aún perdura en la conciencia colectiva de los amantes de la ciencia ficción, porque se identifican con protagonistas que son bastante humanos, que no tiene superpoderes, sólo su actitud frente a las situaciones que cuestionan su fortaleza. Personajes llenos de defectos que no intentan arreglaros ni ocultarlos, sino que aprenden a vivir con ellos. Porque al final, la vida sólo trata de eso, de mirar más allá de las estrellas, sentirse libre y seguir volando.


Mal: Bueno, aun seguimos volando.
Simon: Eso no es mucho.
Mal: Es suficiente.

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Pequeñas notas:
1) Sí, debo dejar de hacer tantos post en mi blog con gif, pero estoy enamorada de ellos y me gustan. :D 2) Las picscam de Firefly fueron tomadas de este tumblr y los gif de este otro. Todo el crédito para sus respectivos autores. 3) Tengo un par de fanfiction de Firefly en mi cuenta de ff.net. :) Y síp, próximamente habrá reseña y opinión de cada uno de los episodios. 

12 nov 2013

Día 09 — Una foto que tú hayas tomado (30 días)

Siempre he sido una malagradecida con mi cámara digital. Ni siquiera es mía; mi papá la compró hace varios años y fue bastante específico en aquello de la propiedad: es de toda la familia. Lo cierto es que nuestra familia es la que menos ha sido fotografiada en ella y además, de todos los integrantes de ella, yo soy la que más la he usado. También la que más la he criticado. La siento mía.

He renegado, la he menospreciado, se me ha caído ochocientas veces al suelo, le he visto los mil defectos que tiene, las escasas virtudes, las poquísimas funciones, los escasos pixeles, los problemas del lente. A veces olvido que es una cámara compacta y no una cámara profesional. Le exijo demasiado y no debería hacerlo porque no está diseñada para eso. 

A mí me fascina la fotografía, la adoro. Pero yo no soy fotógrafa, ni pretendo serlo. No conozco ni siquiera las cosas más básicas de ese mundo y de Photoshop únicamente manejo las herramientas más comunes. No se absolutamente nada de edición ni manipulación fotográfica. Los escasos conocimientos que tengo provienen de mi perseverancia por mejorar la mediocre calidad de las fotos que mi cámara compacta tomaba porque me parecía que no le hacía justicia a las cosas que yo veía en la realidad. Las fotos eran grises, opacas, desabridas. Y por eso las editaba... Aun lo sigo haciendo.

Hace ya un par de meses que me había olvidado de mi cámara. Ahora me resulta más fácil tomar un video o una fotografía con mi celular, aprovechando que la calidad es respetable y no ocupa tanto espacio. Sin embargo, hoy rescaté aquella vieja cámara compacta Kodak EasyShare M753 del rincón del divino olvido y pareció no funcionar; no encendía, no cargaba, no respondía a ninguna de las funciones y mi ánimo se convirtió en un mar de tristeza y decepciones. Creí que mi cámara se había ido, que ya no volvería. Que jamás podría volver a captar instantes con su lente, ni llevarla a todas partes pretendiendo encontrar algo que inmortalizar para mí, para nadie más.

Por suerte, varias horas después la cámara reaccionó y su batería comenzó a cargarse con éxito. Ya ha vuelto a las andadas, aunque últimamente no he tomado muchas fotografías porque no he salido de mi monótona rutina; sin embargo, aprecio que mi cámara esté ahí, esperando, lista para salir afuera a captar esa esencia, y todas esas escenas que algunas veces adornan las entradas de mi blog.

Más que una fotografía a continuación mostraré 10 fotografías tomadas con esta pequeña cámara compacta (algunas ya las han visto anteriormente en el blog y pueden ingresar a sus respectivos artículos dando click en el título de cada una). No tienen una razón específica de estar aquí, no suelo tener fotografías favoritas; de una u otra manera todas me recuerdan al instante en el que fueron tomadas y para mí con eso me basta: el haber inmortalizado un momento que jamás volverá. Las he tomado de mi carpeta de Dropbox porque esta laptop no es mía y me da una pereza indescriptible encender a Dante y seleccionar tales y cuales imágenes, así que me valdré de la única carpeta vinculada en ambas laptop y conectadas a la nube del ciberespacio para mostrárselas por aquí y escribir algo breve sobre ellas.

¡Comenzamos! :)


1) El anciano que lloraba en el cementerio. Si trato de recordar el instante en el que tomé aquella fotografía todo me parece en blanco y negro; tonos grises. Lo cierto es que aquel día no era así. Era un día soleado de noviembre del año 2008; un día antes del Día de Muertos. El cementerio lucía limpio y desierto; aguardando con paciencia la llegada de los vivos. Fue muy temprano en la mañana, quizá las 6 ó 7, cuando mi mamá y yo habíamos ido a limpiar las tumbas de la familia. Tomé esta fotografía cuando me dirigía a uno de los estanques de agua del panteón y vi aquel hombre a la distancia, pasando del mundo y con su dolor a cuestas. He regresado infinidad de veces ahí, pero nunca me he acercado a la tumba donde este anciano derramaba sus lágrimas para ver a quién estaban dedicadas. Prefiero seguir ignorando ese dato.


2) Ocaso con olor a Navidad. Testamento vital de Ismael Serrano era la canción que estaba escuchando cuando tomé la fotografía de este ocaso decembrino. Fue en algún punto entre El Rosario y Villa Unión. No podría decir exactamente el lugar, ni siquiera la fecha, pero fue a mediados de diciembre. Mi mamá, yo, y un puñado de personas más nos dirigíamos a la posada anual que se realiza en el Seminario Diocesano de Mazatlán. Afuera hacía frío, adentro del camión hacía más frío aun. El ambiente olía a café, chocolate, villancicos, vacaciones, fiestas y regalos por abrir. Fue un día precioso y un atardecer aún más maravilloso.

Tres años después tomé esta otra desde el Seminario. 
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3) Caminando después de ti. El último viaje de Kenny a la playa. Esta fotografía fue tomada poco después de la muerte de Misty; este era nuestro primer viaje sin ella. Misty siempre me acompañaba a mí, era mi ángel de la guarda, mi eterno custodio, mi más fiel acompañante. Aquella vez ya no estaba conmigo para tomar esta fotografía. Umi y Kenny siempre acompañaban a mis papás durante nuestras caminatas por las playas de Escuinapa, yo me quedaba atrás, caminando más despacio, para llevarle el ritmo a Misty, que cada día retenía más líquido y caminaba con una creciente dificultad. Cuando tomé aquella foto la extrañé. Extrañe su cansada respiración al andar y su ladrido a las gaviotas que jamás podría alcanzar porque la vejez no se lo permitiría. Extrañe no tener aquel bultito café a mi lado, acompañándome como tanto años atrás lo había hecho. Y, por raro que parezca, tomé esta fotografía pensando en ella; inmortalizando un momento tan cotidiano, pensando que inevitablemente alguno de esos dos cachorros que acompañaban a mis padres aquel día tampoco caminaría para siempre a nuestro lado.


4) La vida después de Kenny; la vida antes de Maru. Meses después de tomar la fotografía anterior Kenny dejó de caminar a nuestro lado. El dolor que dejó su partida fue inmenso, nosotros lo entendíamos, pero Umi no y no le apetecía comer, sólo dormir. Dejó de jugar, ladrar, tomar el sol y mover la cola, y sus ojitos se convirtieron en los más tristes que habían sobre la faz de la tierra. Una semana después de tanto dolor mi papá tomó el auto y nos llevó a la playa. El viaje fue por ella y para ella. Era un día frío y nublado de enero y aquel día Umi fue feliz. Corrió, brincó, jugó, persiguió gaviotas, le ladró a las olas y en su carita y su rabo se vislumbró una sonrisa radiante que jamás desaparecería, porque sólo un par de días después llegaría Maru, su otro rayito de sol.


4) Nómadas y egipcios. Una semana después de la llegada de Maru volvimos a la playa. Ya para aquel entonces Umi había olvidado cuál era el sabor de la tristeza. La llegada de aquel bodoquito atigrado nos cambió la vida por completo y el dolor de la muerte de Kenny se trasmutó en una tierno amor por aquel pegostito de vida. Umi y yo tuvimos muchas noches de desvelo para alimentarlo cada tres horas pero, al verlo ahora, después de tantos meses, cada uno de esos días valieron indudablemente la pena. :)


5) Amanecer en Escuinapa. Fue el 12 de diciembre de no sé qué año; en una loma frente a la capilla del Gallo. Mi hermano, mi tío y yo subimos aquella pendiente con la esperanza de ver un buen amanecer y esto fue lo que conseguimos. Al fondo se ven las montañas, una motita roja en la parte inferior derecha de un trailer que pasaba por la carretera, las preciosas nubes anaranjadas, la estela de un avión, un sol que aún no se asomaba por el horizonte… Cuando el sol salió nosotros ya estábamos de regreso en la capilla. Esta fue la imagen que tomé de aquel momento. 

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6) Toribio, el pollito que sobrevivió. A Toribio su mamá no lo quería, le picoteo la nuca hasta que se cansó y lo dejó moribundo. Cuando mi tía Lupita me lo entregó también me arrimó una pequeña jaula para que el pobrecito pasara ahí la noche y ver cómo evolucionaba. Durmió en mi mano toda la tarde y al oscurecer lo dejé descansar en su nuevo hogar. Se veía tan débil que creíamos que moriría... pero al día siguiente Toribio estaba así. :)

El pollito más guapetón de todo Angostura, Sinaloa. 
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7) Su majestad gatuna. Ese bebé león que sale de entre dos capillas es Toby. Fue rescatado de las tumbas del cementerio de la ciudad por mi hermano y por mí hace ya varios meses. Entre gatitos plebeyos y salvajes, él era un príncipe de oro y brillaba por sí solo; y los demás se apartaban para cederle el paso mientras caminaba. Ahí sufría de hambre, de frío y de soledad, pero ya no. Ahora Toby es un rey común europeo de casi 10 kilos que vive en un castillo de tres pisos y tiene una vista privilegiada del reino de Escuinapa desde la azotea. Le gusta comer croquetas y jugar con piedras además de que no puede verme ni en pintura. Supongo que me detesta, pero saben qué, no me importa, mientras desde su trono no decida llevarme a la hoguera todo está bien. :)


8) La cordura en una imagen. Alguien arriba del autobús donde yo viajaba tuvo la desfachatez de llamarlo anciano loco; yo nunca he visto a un anciano más cuerdo en la vida. Tuve que combatir el impulso de no bajarme del autobús y preguntarle a ese hombre si quería ser mi abuelo hasta el fin de mis días o de los suyos, lo que llegara primero, porque gente como él debería ser inmortal; vivir para siempre, para recordarle a las personas normales lo maravilloso que resulta la vida cuando regresas de una posada navideña, tomas un cono del piso, te lo pones en la cabeza y sales ahí afuera a enfrentarte a la verdadera locura, a los que juzgan superficialmente a todos sin apenas conocerte. Que te llaman loco, sin saber cuánta cordura llevas cargando a tus espaldas.


9) Donde caen los sueños. Las vías de Escuinapa me recuerda a mi infancia, cuando mi papá nos llevaba a mi hermana y a mi a ver pasar el tren todos los días poco después de las cinco de la tarde. Eran días de bicicletas, frituras y jugos, antes de partir de esta ciudad a otros lugares tan mágicos como este. Ya no volvimos a ver aquellos míticos trenes, de vez en cuando los escuchamos por las noches, por las madrugadas, por tardes, como fantasmas que regresar para reclamar lo que suyo, como leyendas vivientes de tiempos mejores, rastros de sombras que hace mucho pasaron a un mundo distinto. Ahora sólo quedan las ruinas, los restos, las señales. Vías viejas que se niegan a morir y vagones oxidados a la orilla de los caminos recorridos sin esperanza alguna de que vuelvan nacer y a resurgir. 


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10) Teacapán, Sinaloa. Vamos, no puedo decir mucho de esta imagen. ¡Es Teacapán, pueblo de pescadores! Me gustaría vivir ahí sólo para ver atardeceres tan maravillosos como este todos los días de mi vida. Gracias. :D